Yegua confiesa sus pecados y me pide pija terminada la misa

Mi jermu vive con la concha caliente y no puede más de lo que le gusta la pija. Esta vez se fue bien al carajo. Me acompañó a misa el domingo y esperó que se fueran todos para ponerse a rezar en uno de los bancos de la iglesia. Me quedé con ella porque pensé que estaba reflexionando sobre lo zarpada que está por la poronga pero cuando me quise acordar, la putona se puso en bolas en el medio de la capilla y me puso el orto bien en la cara rogándome porque me la cogiera. Cuando vi ese culo goloso bien dilatado, listo para que me lo empomara en seco, decidí que un buen esposo no dejaría que el orto de su jermu se quedara con hambre, así que me la garché en silencio mientras en cura andaba dando vueltas por ahí.