Le tuve que acabar afuera a la guacha porque no teníamos globito pero sí muchas ganas de darnos.

Por suerte para mí me encontré a esta pendeja puta que tenía muchas ganas de coger, como yo, en el cumpleaños de un amigo así que nos escondimos en la habitación de la hermana del cumpleañero. La turra no paró de mirarme toda la noche y yo también a ella así que cuando se nos dio la oportunidad nos encerramos listos para garchar un rato. De lo que no nos dimos cuenta es que no teníamos globito para darnos un polvo aunque eso no nos paró.Lo único que lamento de eso fue que tuve que acabarle afuera a la guacha que, dicho sea de paso, no paraba de pedirme que le llenara de leche la argolla pero yo no me animé.