Le di murra a mi hija y no me arrepiento de habérmela cogido por fin después de tanto remarla en dulce de leche.

Mi hija cumplió la mayoría de edad y a mí se me ocurrió darle un regalo que jamás olvidaría: por fin y después de remarla en dulce de leche, es que me pude coger a esta pendeja calienta vergas que no puede más de lo buena que está. El día de su cumpleaños entré a la habitación y le dije que era hora de que su papá le diera flor de regalo y la hiciera mujer de una vez por todas. Al principio no quiso saber nada pero al rato de empezar a cogérmela la pibita se fue quedando más tranquila y hasta empezó a gozar como toda una hembrita en celo a la que le están enseñando lo que es bueno en la vida.