Esta pendeja zarpada en buena me calentó bien la pija en una playa de Pinamar. La atorranta terminó siendo flor de putita.
Descripción
Pinamar es como mi segunda casa literalmente. Paso todos los veranos atendiendo un parador que mi familia tiene en la playa así que conozco a casi todos los turistas que suelen ir a veranear. Esta vuelta me tocó atender a esta mina, zarpada en buena, que era la primera vez que iba a la ciudad. Estaba tan regalada que al toque me la chamuyé sin ninguna dificultad y la terminé llevando hasta el dúplex que tengo cerca de la playa. Una vez ahí, la pendeja empezó a chuparme la pija como una profesional y yo le devolví el favor, garchándomela como loco por esa argolla toda estrecha y rosada que tenía la muy putita, hasta dejársela bien llena con toda mi leche.