Me termino cogiendo a la zorra de mi tía, que es bien calentona y sabe cómo poner dura una poronga como la conchuda que es.
La putona de mi tía cayó en mi casa de visita un sábado que mis viejos no estaban porque se habían ido a pescar a Entre Ríos. Lejos de irse al escuchar esto, la muy zorra entró de prepo a mi casa y cerró la puerta detrás de ella. Me dijo que hacía rato que había notado que yo estaba hecho todo un hombre y que ella estaba muy necesitada de afecto de un macho de verdad. Al toque entendí lo que quería esta putona y le terminé dando lo que tanto deseaba. La llevé hasta mi habitación y la tiré sobre la cama mientras la trola ya había empezado a gemir de sólo imaginar cómo me la iba a coger. Le corrí la bombacha para un costado y le metí de una mi pija bien venosa. Mi tía estaba tan caliente que hasta me pidió que le llenara de crema toda la argolla mientras ella gritaba del placer como una yegua putona.
