La atorranta de mi tía cumplió años y yo, como buen sobrino, le regalé una flor de garchada a lo loco a la muy puta.

La puta de mi tía cumplió años y cuando fui a saludarla y darle mi regalo hasta la casa, me encontré con que la muy conchuda tenía planes para mí. Resulta que de regalo ella no esperaba una cartera, como le había comprado, sino que quería directamente mi pija. Estaba tan alzada la atorranta que decidí darle el gusto y me la terminé garchando como loco sobre su cama. La putona tenía ganas acumuladas conmigo así que se esmeró bastante para que la pasáramos bárbaro mientras yo le enterraba hasta el fondo de la cajeta peluda mi poronga. Tan bien la pasé con mi tía que como recompensa por haber sido una zorra buena, le dejé bien llena de leche la argolla flojita que tiene.