Esta tana atorranta no sabe hablar una palabra en español pero tiene bien en claro que le encanta la pija argentina.

Esta tana putona paró mi taxi en Palermo y me pidió que la llevara hasta un hotel de San Telmo donde se estaba quedando. Durante el camino la trola, que sabía hablar poco y nada de español, no paró de decirme lo buenos que estamos los tipos argentinos. Tanto me hinchó las pelotas con el tema que, cuando llegamos al hotel, le dije de entrar con ella a la habitación para demostrarle que los argentinos cogemos como los dioses y así hicimos. Me la garché lo más duro que pude por esa argolla apretada que tenía la tana atorranta. La mina estaba tan caliente que no paró de gemir como loca con cada pijazo que le di por esa concha rubia. Al final, como recuerdo de Argentina, me aseguré de llenarle bien de leche toda la cajeta y dejársela chorreando mi semen.