Admito que me empomo a mi hermana cada vez que tengo oportunidad y que de paso la filmo para después hacerme una paja.

Cuando mi hermana entró en la adolescencia pasó de ser una pendeja mosquita muerta a ser una flor de hembra en celo que no para de pedir pija en todo el día. Es así que, la primera vez que me la cogí, fue de parado en la cocina de mi casa, y bien express porque tenía miedo de que nuestros viejos nos descubrieran. Ahora que pasó un tiempo de eso, la putita y yo no paramos de darle a la matraca cada vez que tenemos oportunidad. Es tan buena petera que si la extraño, siempre cuento con mi compilado de ella, para inspirarme en las noches de soledad e inspirarme para hacerme una buena paja dedicada exclusivamente a la conchuda de mi hermana.