A esta putona de las afuera de Rosario la obligué a comerse toda mi pija si quería que le tirara unos mangos a cambio.

Esta putona es una atorranta de las afueras de Rosario a la que me levanté en la entrada a la ciudad. La zorra andaba revoleando la cartera por la calle cuando yo pasé con mi auto y no pude resistir la tentación de frenar y llevármela hasta un telo barato de por ahí cerca. Ni bien llegamos lo primero que le pedí fue que se comiera toda mi poronga de una y que me hiciera el mejor pete de mi vida, cosa de ganarse los pesos que tenía pensado pagarle por sus servicios. Tan bien me chupó la verga esta puta que además de la tarifa que me pasó, le dejé una buena propina por haberse tragado toda mi leche.